Tiempos modernos.

LA SERIEDAD DEL HUMOR.

Francisco Carpio.

Siempre he dicho -con un guiño de orgullo y un acento de cierta nostalgia- que yo me inicié en el amor al arte y al maravilloso mundo de las imágenes a través de los tebeos (eso de comics nunca me ha acabado de convencer del todo…). Un universo de felicidad y de fantasía en el que me sentía perfectamente acompañado por personajes como Mortadelo y Filemón, Rompetechos, Pepe Gotera y Otilio, o los entrañables y humanísimos vecinos de la Rue del Percebe número 13.

Abierto por obras. 150 centímetros por 120 centímetros. Oleo sobre tabla.

También he creído siempre que el humor es una de las cosas más serias que conozco. 

Humor y seriedad son, sin ningún género de dudas, dos de los condimentos básicos que Patricia Mateo utiliza, además con gran maestría, para elaborar sus creaciones pictóricas. Humor, porque en sus obras nos propone una nueva lectura con respecto a las imágenes matrices que emplea, al incorporar toda una bendita y querible fauna de seres sacados de esos benditos y queribles tebeos a los que me 

Los mariachis. 20 centímetros por 20 centímetros. Oleo sobre tabla.
Yo no fui. 35 centimetros por 27 centimetros. Oleo sobre tabla.

acabo de referir. Así, podemos ver a los sin par detectives de la TÍA, junto al profesor Bacterio merendando plácidamente sobre una goyesca pradera de San Isidro, o mimetizándose con algunas de las tremendas ensoñaciones que pueblan El Jardín de las Delicias, o transformados en esos primeros y potentados turistas del Gran Tour que paseaban su asombro por las calles de las vedutti venecianas, o a Filemón escalando por los pliegues del tocado de un retrato flamenco del siglo XV, o también ¿por qué no? el sublime paisaje de las ruinas del Robledal convertido por el arte de magia de la magia del arte en una peculiar estación de metro… 

Venecia Mon amour. 120 centimètres por 150 centimètres. Oleo sobre tabla.

Y tantos otros personajes y personajillos que se introducen, con premeditación y alevosía, en ciertas composiciones clásicas que ocupan un destacado lugar dentro de nuestro imaginario artístico universal, para generar otras miradas, plenas de espíritu lúdico, pero a la vez, totalmente respetuoso con esos originales, y que indudablemente nos invitan-incitan a imaginar distintas visiones y versiones. 

El desmallo. 27 centimetros por 35 centimetros. Oleo sobre tabla.

Patricia siempre deja abierta una puerta a la imaginación del espectador, como una plausible alternativa que le permita fantasear con otras posibles escenografías.

Tenemos un problema. 100 centímetros por 120 centímetros. Oleo sobre tabla.

El trabajo que presenta ahora en Corner Gallery se imbrica perfecta y exactamente en estos rasgos de identidad creativa. Se trata de un conjunto de pinturas, todas ellas realizadas con óleo sobre tabla, consiguiendo una temperatura técnica y de factura de gran calidad, es decir, hablando en plata: están muy bien pintadas, cosa no tan habitual en nuestros días, y en las que despliega una original y personal revisión de algunas obras maestras de la historia del arte, realizadas por figuras referenciales. Pienso así en autores como El Bosco, Patinir, Van Eyck, Brueghel, Goya o Friedrich, entre otros, con las que -y los que- establece un diálogo lleno de intenciones, humor y a la vez respeto y admiración. Nunca se trata de una parodia sino, por el contrario, de un acto de amor y de un guiño de complicidad. 

©Francisco Carpio

En la linea de tiempo

Exposición para el MAC de Guenalguacil.

“EN LA LINEA DE TIEMPO”

MAC de Genalguacil 1de Diciembre 2018 4 de Marzo 2019

Textos para la exposición de Regi Perez

Valle del Genal, 5 de agosto de 1868
Querido Miguel Ángel:
Tengo tantas cosas que contarte sobre mi último viaje… Sabes que desde mi tierna infancia he soñado con viajar a tierras americanas y finalmente mi padre accedió a costear mi viaje con la condición de ser acompañada por mi hermano José Luís. Los dos emprendimos una ruta infinita en busca de nuevas aventuras, gentes y paisajes distintos que maravillaron nuestros ojos. Porté conmigo unos papeles de hechura basta y algunos lápices de colores para ir dibujando todo aquello que fuera diferente, exótico y bello. Aunque el viaje en barco fue un poco largo (José Luís lo pasó acostado en el camarote debido a sus constantes mareos), yo me dediqué a dibujar el paisaje marítimo, las avecillas que se posaban en la cubierta, a veces incluso la bruma matinal que invisibilizaba el coloso marítimo en el que viajábamos. Cuando llegamos al condado de Greene nos recibió un antiguo amigo de mi familia, un tal Thomas Cole, quien se había dedicado profusamente a la xilografía en Inglaterra y que ahora había conformado algo así como una “escuela pictórica” en América. Él nos acompañó durante toda nuestra estancia, y lo más importante, nos hizo partícipes de sus expediciones artísticas. Miguel Ángel, he aprendido tanto de Cole y sus compañeros, de la técnica pictórica, del tema, de cómo insuflar alma o espíritu poético al paisaje. Sus vistas del río Hudson son, definitivamente, mucho más bellas que la propia ribera del río, lo cual es decir mucho pues ese lugar era un auténtico locus amoenus. Este viaje ha sido, sin lugar a dudas, la experiencia más emocionante de mi vida. He tomado un millar de anotaciones que he traído conmigo y que ya he puesto en práctica en un paisaje del que muchos amigos ya me habían hablado por su naturaleza desbordante: el Valle del Genal.
José Luís me acompañó nuevamente a la Serranía de Ronda, un lugar idóneo para soportar las altas temperaturas estivales. Durante todo el mes de julio me he dedicado a pasear entre los alcornocales y he bajado cientos de veces al río Genal a refrescarme. Mientras paseamos mi hermano y yo rememoramos nuestras aventuras americanas, pero la verdad, prefiero caminar sola, llevar conmigo el cuaderno de dibujo que mi madre me regaló en mi último aniversario, enfrentarme a esta naturaleza tan exuberante y entonces, DIBUJAR. A veces me detengo horas frente al mismo árbol e intento captar hasta su última esencia. Dibujo sin parar estos hermosos parajes que poco han de envidiarle a los americanos. Eso sí, la huella que Cole dejó en mí es muy profunda. Su manera de “hacer” el paisaje ahora es la mía. Mis dibujos se han transformado por completo. Ya no dibujo meras vistas geográficas, ahora hay algo más en mis creaciones, como un espíritu que me recuerda al amor.
Estoy deseando enseñarte mi nuevo cuaderno de dibujo. Cuéntame, por favor, cómo estás pasando el verano en Madrid y qué tal se encuentra tu familia. Te echo mucho de menos, amigo. Nos vemos muy pronto por el barrio.
Patricia Mateo
© del texto Regi Perez.